Harta de tanta pelotudez monopolizada en un mismo lugar, decidí redistribuirla plasmando una buena dosis de la misma en un espacio al que ya no se le da tanta pelota. Sí, señores: Blogger también merece ser pelotudizado y yo me encargaré de eso (o pondré mas ahínco).
Antes de que continúe con su condescendiente lectura, debo advertirle que si Ud. está harto/a de leer pavadas a diario, aquí empachará vuestro cerebro aún más, con las mismas paparruchadas. Pero con la ventaja de que estarán catalogadas y ordenadas en un precario manual de sociología espontánea.
Reconozco que quizás alguien ya se encargó de hacer este análisis (por las dudas no lo googlearé, no quiero ceder en la tentación del plagio). También se que esto será lo que el programa de Rial es a Bailando por un Sueño -un parásito que se alimenta de una garrapata-, pero si no lo hago mi TOC no me dejará vivir; necesito darle una estructura a esta pila de información inútil.
Por esto y mucho más, me erigiré en solemne acusadora que ve el semen en el ojo ajeno y señalaré los vicios que pude identificar en los demás. Convertiré esta selva en un zoológico; he aquí los animales:
Barderos Virtuales. Son los que están a la expectativa de lo que publican los demás para hacerles objeciones, atacar, o comentar “qué lástima que no exista la opción 'no me gusta'”.
Comentaristas Compulsivos. Ni bien terminás de colgar algo en tu muro, ya te comentan una pelotudez. Estos especímenes quedan especialmente en evidencia cuando colgás un enlace de alguna nota perodística cuya lectura no puede tomar menos de 5 minutos pero, a los 30 segundos de haberlo posteado, ellos ya te hicieron un comentario vago como “muy cierto”, “tal kual”, etc. En realidad no les importa tu publicación, sólo quieren que se note su presencia.
Consigneros del Día. Sus publicaciones nunca tienen menos de 8 comentarios. Parece que lo primero que hacen cuando madrugan es ponerse a rebuscar entre sus ideas alguna cosa original que poner en sus muros para enganchar a la gente y mantener su popularidad.
Gorilas en Red. Son un fenómeno de este último tiempo. Antes estaban ocultos, pero con la llegada del caralibro se sacaron las máscaras y dejaron al descubierto su verdadera -y lamentable- forma de pensar.
Exhibicionistas Empederidos. Cuentan el tamaño, forma, consistencia y aroma de sus deposiciones. Anuncian dónde, con quién y qué están haciendo. Si les duele el meñique, todos nos enteramos y muchos lo acompañan en su dolor con un simple :( como comentario, ya que no les importa pero igual quieren comentar (ver Comentaristas Compulsivos). Cuelgan fotos de lo que acaban de cocinar con un infalible “nche c/ amigos en ksa. sale pizza d atun!!!!..” -nótese el odioso 'sale', término mocesco tan de moda. Mención especial para los fans de las aplicaciones “My Mood” y “La Meteo del Humor”.
Gustadores Sin Criterio. Les gusta desde “Tu hermana sin depilar en tanga”, pasando por “Poné me gusta si también hacés pancitos de mocos en la clase de Geometría” -entre otras cosas por el estilo escritas con horrores de ortografía- y llegando a “Mauricio Macri (político)”. Aunque, pensándolo bien, hay cierta coherencia en medio del aparente eclecticismo.
Gustadores Sosos. Este es un tipo especial de agradadores, podría etiquetarselos como puramente pedorros. Sólo le ponen el pulgar arriba a fotos de bebés con los culos entalcados, panzas de embarazadas a punto de explotar, caniches posando junto a un florero tornasolado, y consejos espiritualoides de Claudio María Domínguez. Ah, y si comentan, ponen “Que el cielo derrame bendiciones sobre ti”.
Vj's Frustrados. Son MTV rejects. Sólo cuelgan videos de bandas sacados de Youtube para hacer alarde de su buen gusto musical (Pink Floyd y The Beatles son los artistas más posteados en estos casos) o falta del mismo (Arjona, Justin Timberlake, Jorge Rojas, rock chabón).
Voyeurs. Si bien todo aquel que tiene una cuenta en esta red social tiene un poco de mirón, los Voyeurs son gente bastante fácil de identificar, ya que generalmente ni siquiera ponen una foto en su perfil. No comentan, ni publican nada. Sólo quieren ver a los demás (incluso a gente a la que agregaron al azar), pero sin ser vistos. Y si entrás a su perfil para devolverles el favor, encontrás que sus únicos retratos son bandejas de desayunos artesanales y ropa traída de La Salada, imágenes en las que fueron etiquetados por microemprendedoras amigas.
La lista todavía tiene vacantes, pero voy a dejarla aquí nomás, no vaya a ser que la paja se me clave en el ojo propio. Y yo sin colirio...