Se fue Chávez, el dictador. Como buena cristiana, no me voy
a alegrar por la muerte de una persona. Peeeeero… espero que esta sea una
oportunidad para que Venezuela pueda volver al sendero del bien, occidental,
lejos del comunismo, y más cerca de los EE.UU., que sólo se preocupa por el
bienestar del pueblo venezolano.
¿Dónde quedaron esos hermosos eventos para elegir a Miss
Venezuela, que casi siempre terminaba convirtiéndose en Miss Universo? ¿Dónde
quedaron las memorables telenovelas que proyectaban el Ser Venezolano al resto
del mundo? Bajo la bosta chavista, ahí quedaron. Tapadas por estiércol bolivariano,
como la pobre Catherine Fulop, que tuvo que huir de esa dictadura que le
censuraba hasta los pezones.
En vez de eso, ¿qué hay ahora? Se los voy a decir (no es que
yo haya ido, pero me lo contó Jorge Lanata, que se cortaría una de sus manboobs
antes de faltar a la verdad): trotskistas. Gente que no tiene ni para comer,
pero anda hablando de expropiar fábricas y cerrar medios independientes. Masas
coptadas por los rojos, que salen a prepotear, empujar, y tirar pedos a quienes no piensan como ellos.
Pero, volvamos al Cono Sur. ¿A qué republiqueta les recuerda
el panorama arriba descripto? BINGO. A Argenzuela. Acá, los pobres –hablemos
con propiedad, los cabezas- están siendo engañados por los montoneros que
ostentan el poder.
¿Cómo los engañan? Alentándolos a consumir cosas que no son
de primera necesidad. Todos sabemos que el primer derecho del pobre es el
derecho al guiso. Pero no, ellos compran celulares, motos, computadoras. Van a
la peluquería, llevan a sus hijos a McDonalds. Y por supuesto, chupan. Y a
todos esos vicios se los pagamos nosotros, la clase media, Juan Pueblo.
Lo bello, el ocio, la educación, el esparcimiento, todas
cosas innecesarias para las clases populares.
Pero ellos ahora quieren igualarse, porque claro, ahora TODO ES PARA
TODOS (y todas).
Deberíamos seguir más el ejemplo de países que saben atender
las necesidades de la pobreza. Como la India que, con gente de gran corazón
como lo era la Madre Teresa de Calcuta, mata dos pájaros de un tiro: da un
plato de guiso a los negritos con los mocos colgando, y salva su alma.
Porque por algo existen los pobres: para que los pecadores
seamos piadosos, y nos vayamos al cielo.