Es cierto que a veces pecamos de boludas. Continuamos una relación por inercia, porque no tenemos ganas de seguir oponiendo resistencia, porque tenemos pavor a parecernos a Soraya Montenegro o la pérfida Ivonne.
En repetidas oportunidades, cuando vi que mis relaciones ya no daban para más, decidí tomar la iniciativa de ir por el corte. Pero cada vez que le iba a expresar mi decisión al susodicho, me imaginaba a mí misma vestida en un trajecito Chanel diciendo “Nunca te quise, Nanditooo” (N. de los E: al parecer, la boluda se refiere a una frase de un malévolo personaje caricaturesco sacado de un culebrón mexicano archi popular).
Y esa proyección de mí misma no me gustaba, razón por la cual terminaba tratando de edulcorar la situación con alguna frase como “necesito un tiempo” (N. de los E: recomendamos leer el blog homónimo, que aparece en la lista de Dealers y es mucho mejor que esta porquería), “en este momento necesito estar sola”, algún parafraseo de “no sos vos, soy yo”, o, como frutilla del postre, la famosa “podemos ser amigos” que me ayudaba a diluir el sentimiento de culpa, o que -al menos así lo creía- lo haría menos doloroso para él.
Pero las cosas siempre salieron como no quería, es decir, como siempre me salen. La culpa aparecía en forma de sollozos del chico (reconozco que tengo una pincelada machista: me incomoda que los hombres lloren) o el tipo en cuestión “no entendía” la indirecta: a la semana me llamaba para ver si ya había repensado “lo nuestro”, o retrucaba con un “pero si vos sos una mina increíble, puedo hacer el esfuerzo de seguir bancándote”.
En definitiva, terminaban convenciendome (¡¿convenciéndome?!) para que la cosa no se termine ahí. Y los meses que seguían eran insoportables. Día a día iba juntando bronca, cada cosa que el otro hacía me producía un calambre en el estómago, incluso el sólo hecho de oirlo respirar.
Y no se puede sostener un elefante con una cañita de pescar. Al final, un día cualquiera, la ira me brotaba por los poros. Bastaba un chistecito inadecuado, un mal olor, un partidito en la Play para que mi bronca contenida desencadenara en un Big Bang a pequeña escala.
Entonces, mi más profundo temor se hacía realidad. La voz se me ponía áspera y aparecía Soraya: “Te aborrezcooo. No quiero verte más. Te odio, chiruzo marhinaaal”. Bueno, no eran esas las palabras exactas, pero grafican la idea: yo era la mala de la novela, no era María la del barrio, ni Topazio. No, yo era la crápula desalmada, la malparida.
Por eso, he llegado a la siguiente conclusión: las cosas que ya pasaron la fecha de vencimiento, hay que tirarlas a la basura (el otro día me agarré una intoxicación con lo que -creí- era atún verde).
Ah, y la otra conclusión es: no seguir en una relación de la cual ya no se quiere ser parte. Tampoco esquivarle el bulto a Soraya, es decir, cuando sea necesario, esconder el corazón en el pancreas y gritar: no soy yo, sos vos!!!.
querida doxi: usted acaba de hacerme llorar. no se lo perdono. yo en esos momentos que ud describe tan culebronamente bien, no se me ocurre otra que ser el perro mudo, pulgoso e inverosímil de marimá y decir "pasomecha" por lo bajo...
ResponderEliminarel día que pueda ser soraya, y decir "no soy yo, sos vos, Luis Fernando, que tenés olor a rancio" seré un poco más feliz.
Mi estimada adicta… desde el espacio de la espera eterna celebramos sus reflexiones. Que haya un malo (sea del lado que sea) suele cerrar las esperanzas en algún momento.
ResponderEliminarMe encetaría que la próxima vez que deba realizar un duelo, la susodicha aparezca con un un traje chanel, una capellina y fumando un cigarrillo con una larga boquilla me mire a los ojos diciendo “Vete de aquí, ya no te quiero porque lo quiero a Luis Alberto”….
Un afectuoso saludo
(Nota mental… eliminar de mis contactos a todos los Luis Alberto)
"Y no se puede sostener un elefante con una cañita de pescar". pero uno intenta, si que si. y lo que pasa es que parece cruel, y capaz que lo es, pero a veces, NO SOS vos. ES él. y cuando te das cuenta de que es una caña de pescar lo que tenés, ya no hay vuelta. tremendo el texto, sobredoxa. encantome! abrazoz!
ResponderEliminarSos una adicción, Soraya de mi corazón.
ResponderEliminarY, por lo demás, siempre que hay mierda, por algún lado sale, así que la mejor de las mejores es no callarse. Con lo que le incluyo otra conclusión: a ser sinceras con ellos y con nosotras, que seguro nos va mejor.
Abrazos, Big Bang a pequeña escala.
Na.-