Es altamente adictiva. Apenas la probamos, las pupilas se dilatan y el organismo pide más. Lo peor es que es muy difícil dejarla, porque ella no nos deja a nosotros. Es más, la masa encefálica comienza a producirla para autoabastecerse, así que nos pegamos un saque cuando menos lo esperamos.
Sus efectos son tan sutiles que los adictos –estimados en unos 5.9 billones- no los percibimos, ninguna dosis alcanza. Lo más grave es que, por la cantidad de afectados, esta adicción debería ser considerada una pandemia. Pero la OMS no la reconoce, porque el 99% de las personas que trabajan para dicho organismo son adictas también. Ni siquiera la consideran peligrosa, ya que los enfermos pueden llevar una vida “normal” que –mal que les pese a los pocos sanos- puede extenderse hasta los 110 años.
La mejor forma de identificar a un adicto es constatar los siguientes síntomas: delirio de sabiduría, mirada altanera, pérdida de la razón (no por demencia, sino por boludez crónica), tendencia a opinar sobre todo, apertura de cuentas de Facebook y/o blogs (extensión para canalizar el síntoma anterior).
Pero hay que destacar que este último indicio no es necesariamente determinante a la hora de individualizar a quienes padecen esta dolencia, ya que la mayoría de los afectados son personas mayores de 50 años, quienes –generalmente- ni siquiera saben qué es un blog.
Es frecuente, entre los pacientes de esta franja etaria, escuchar frases como “los jóvenes de hoy no saben nada de la vida”, “yo aprendí en la universidad de la calle” o “cuando vos vas, yo ya fui y volví diez veces”, entre otras expresiones igualmente insoportables.
De todas maneras, nadie está exento de caer en las redes de esta adicción: jóvenes, viejos, gordos, flacas homosexuales, héteros, profesionales, obreras calificadas, estudiantes, profesores. Todos y todas somos víctimas potenciales.
Pero no todo está perdido, existe un camino a la rehabilitación. Es arduo, pero se puede. Existe un antídoto para el cual no se necesita prescripción médica: se llama Episteme. No es muy popular, su sabor no es tan dulce como el de la Doxa (nombre genérico de la “droga” a la que soy adicta, por si no se dieron cuenta), y conseguirla cuesta mucho más (esfuerzo, no dinero). Pero vale la pena intentarlo.
Como ya se habrán imaginado, al momento de escribir estas líneas me encuentro careta, pero el delirium tremens está comenzando a afectarme. Así que me despido de vosotros, porque el blog, si bien es mi vía de catarsis, también puede ser un arma de doble filo.
¡Hasta la próxima!
Srita Luciana:
ResponderEliminarRecórcholis! Celebro con ositos Yummuy (sabor ananá) esta apertura doxomática... su redemption blog!
Opiamente, me sentí tocado en muchos momentos de su texto introductorio... hasta llegué a pensar que soy un viejo opinólogo y todo (ambos sabemos que lo soy).
El puente está tendido! La línea divisoria no es delgada pero vale la pena asomarse y ver qué pasa allá arriba.
Por nuevas catarsis platónicas,
Un tal Lic. R.-
Ah... me olvidaba: a veces sí es suficiente; pero nunca es demasiado...
ResponderEliminarbienvenida atix al mundo blogueril! le dejo una calurosa salutación, y una pregunta... la foto de la adicción de la semana, es verídica?! y en tal caso, podemos juntarnos a dar cuenta de ellos???
ResponderEliminarabrazos desde la matrix!
¡Gracias por los comentarios! Lic. R: brindo con un buen trago de Gallinita empalagosa por el éxito de este blog, como también por el de el suyo y el de todos mis Dealers.
ResponderEliminarAh, odio decirlo, pero reconozco que tiene Ud. razón. Nunca es demasiado.
Stra.Cri: La foto es ilustrativa, pero la adicción es 100% real. Esta semana me clavé media bolsa de palitos selváticos, cuando quiera, nos juntamos a degustar una bolsa de los mismos.
Abrazos para ambos dos.
Es cierto, nunca es demasiado. ¿Qué tal el control de glucemia tras la sobredoxis de dulces palitos albirosas? Salute con gomitas de menta con forma de triángulo. Clau o Sosir o Lala o...Coty...
ResponderEliminarPor fin su tan anhelado (de dulce de leche de campo) blog. Perla, regale cátedra.
ResponderEliminarLos palitos de la selva son altamente adictivos. Pero su envoltori es una porquería. ¿Será eso lo que los hace tan atractivos?
Abrazos!
dulce de leeechee.....carameeloss...gomitass..torta de ricota y milhjojas...heelaadoo
ResponderEliminarme parece que me voy a internar en rehab ajaj