martes, 27 de marzo de 2012

El mambo de las princesas


¿Quién les pagó las sesiones de terapia a Rapunzel, Blancanieves, y la Bella Durmiente? ¿Cómo es posible que con un beso del Príncipe Azul -que por lo visto era bastante gato, porque aparece en la mayoría de las historias- vivan felices para siempre, después de las situaciones traumáticas por las que tuvieron que atravesar?
Si mi padre no me da bola, mi madrastra me trata como a una sirvienta e intenta asesinarme, una bruja me encierra en una torre en el medio de la nada, o me pierdo varios años de mi vida vegetando en el bosque y rodeada de enanos lascivos que no se bañan... medio que el besito de un tipo al que ni conozco no alcanzaría para ponerme up sin dejar secuelas.
Por mucho menos, Lady Di era depresiva; y Letizia, la princesa de Asturias, es anoréxica. Un final más realista, las describiría viejas y llenas de joyas, empinando el codo en la taberna del pueblo, y maldiciendo a Merlín, Cachavacha y la puta que los parió.
O esas tipas no tenían alma, o Andersen y los Grimm eran unos cuenteros.

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