miércoles, 22 de febrero de 2012

Doxificadora se desmitifica


A menudo, muchas personas -y bolivianos también- me detienen en mi grácil andar callejero para decirme “L, sos una ídola”, “Grosa”, “Gorda”, “Firmame un autógrafo”, “¿Dónde para el 6?”. Y les agradezco de corazón a todos y todas por esas manifestaciones de afecto, admiración, repulsión e indiferencia. Pero hay algo que deben saber sobre mi: soy un personaje.

Y no un personaje ficticio como Daria, Mr. Hipo o San Ignacio de Loyola. Me refiero a que me construyo a mi misma a través de entramados de significados y discursos con los que impregno este bendito blog.

Así que he decidido ser honesta con vosotros, y deschavarme -tal como lo hizo Carlos Villagrán varios años atrás, cuac- sobre mi identidad blogueril.

Cómo quiero que me imaginen al leerme
“Veinticincoañera independiente, inteligente, con imaginación desopilante e inclinación al humor absurdo. Autocrítica, original, irónica y soltera por elección. Total bon vivant y mujer de mundo, que escribe cada noche, mientras degusta cerveza importada servida en una copa de cristal y escucha a Edith Piaf. Da placer leerla”.

Como me imaginan mis lectores en general al leerme
“Solterona de 30 años, abandonada, despechada, resentida y wannabe de bloguera exitosa. Creída, mal entrazada, tilinga, burda, pedante, pedorra y de dudosa capacidad intelectual. Adicta a los puflitos y al Mijú. Se sabe todos los temas de Cristian Castro. Todavía no sé muy bien por qué la leo”.

Cómo me leen mis amigos
“Está loca. Cómo se anima a publicar eso. A veces no la entiendo. No sé por qué soy su amigo/a. Igual la quiero... un poco... a veces”.

Cómo me leen mis padres
“¿Qué un blog?”.

Cómo soy en realidad
Soltera de 27 años, loser, resentida y wannabe de bloguera exitosa. Creída, tilinga, burda, pedante, pedorra y de dudosa capacidad intelectual. Adicta al Casancrem, las Aspirinetas y la Heineken. Canto dos temas de Cristian Castro. Todavía no sé muy bien por qué escribo.

2 comentarios:

  1. Su desfachatez literaria me roba siempre una sonrisa.

    Devuélvamela.

    O cámbiemela por clases de piano =)

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    1. Aquí va :)

      aunque -espero- sea sólo una centésima parte de las le he robado.

      Las clases de piano, deberemos posponerlas hasta que consiga uno nuevo.

      Le mando un abrazo!

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